Seleccionar página

Derribando las barreras del terror

Derribando las barreras del terror

Temblando y entre sollozos se vistió de uniforme. Solo pensaba en por qué tenía que presentarse a trabajar el mismo día en que dos aviones repletos de pasajeros chocaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center en el Bajo Manhattan, de Nueva York.

María Isabel Vélez-Márquez, en su adolescencia tardía, trabajaba como agente de servicio al cliente para American Airlines en el Aeropuerto Luis Muñoz Marín, en Carolina.

El primer avión secuestrado que impactó su objetivo esa mañana del martes, 11 de septiembre de 2001, fue el vuelo 11 de American Airlines. Así que en poco tiempo ella se enteró de que compañeros de trabajo, gente que conocía, habían muerto en los ataques terroristas.

Veinte años después, todavía “se le eriza la piel” cuando recuerda el caos que había en el aeropuerto ese día, aviones esperando su turno en la pista nunca despegaron, muchos pasajeros varados, vuelos cancelados, llamadas de personas solicitando información de familiares que supuestamente estarían viajando desde o hacia Nueva York. Y lo que vino después: un cambio permanente en la experiencia de viaje y nuevas medidas de seguridad para la industria de la aviación, no solo en Estados Unidos sino en el resto del mundo.

“También, el nacionalismo comenzó a resurgir en la sociedad norteamericana y la categorización racial a manifestarse en contra de prácticamente cualquiera que pareciera árabe o de Oriente Medio”, recuerda María Isabel.

“Un día, faltando solo minutos para cerrar la puerta del avión, el capitán me ordenó que removiera un grupo de personas y que las pusiera en el próximo vuelo porque de otro modo, él no iba a despegar. Se trataba de una familia de cuatro miembros. Ellos no estaban haciendo nada y tampoco parecían sospechosos. Ni la mamá, ni la hija, llevaban puesto el ‘hijab’ o indumentaria tradicional islámica. El capitán estaba prejuiciado y yo tuve que escoltarlos. Les dije que lo sentía mucho. Estoy segura de que esa familia todavía hoy recuerda que mientras iban saliendo del avión, todos los miraban como si fueran gente mala, solo por su aspecto. Por eso sentí la necesidad de orarle a Jehová, para que me ayudara a ver a las personas del mismo modo en que él las ve. Y eso significa ser imparcial y evitar los prejuicios por la mera apariencia, como nos enseña la Biblia en Hechos 10:34 y 35.”

María Isabel —educadora bíblica voluntaria por más de tres décadas y que todavía trabaja en el aeropuerto— dice que lo que la ayudó a soportar situaciones de mucho estrés a partir del 9/11 y a no desarrollar desconfianza de la gente solamente por ser de una raza diferente a la suya, le sigue siendo práctico hoy día.

“Me he dado cuenta de que, por lo general, si trato a las personas con bondad y respeto, reaccionan de forma positiva. Como testigo de Jehová cada día intento ser más compasiva y misericordiosa con todos, como es nuestro Dios. Él desea que las personas se ganen la vida y yo también,” agrega.

Comenta que esta manera de ver la vida le ha beneficiado tanto en el empleo como en su ministerio. Ella comparte con otros las Escrituras y los recursos que la han ayudado, tales como ¿Acabará algún día el terrorismo? y ¿Qué es el trastorno de estrés post-traumático?, artículos sobre afrontar el trauma y la pérdida en el sitio web oficial de los testigos de Jehová, www.jw.org.

“Lo que he aprendido de la Biblia, no solo me ayudó en aquellos momentos difíciles 20 años atrás, sino que me continúan ayudando hoy”, concluye.

Sobre el Autor

Edición Digital

julio 2024
D L M X J V S
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  
San Juan, PR
82°
Mayormente nublado